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Comida deshidratada, insana y peligrosa
TEMAS:Panorama
Más de medio centenar de cartas fueron enviadas a Ángel Famiglietti –jefe del Programa de Nutrición del PAN– por docentes, padres de familia y estudiantes, para quejarse de la comida deshidratada, Nadie les prestó atención, ya que, a pesar de todo, la directiva del PAN decidió, en octubre de 2010, la compra, sin licitación, de más comida deshidratada. Las cartas fueron desechadas totalmente, aunque a finales de 2011, el programa tuvo que ser suspendido de forma indefinida, aunque la empresa vendedora cobró hasta el último centavo de este segundo contrato: 45 millones de dólares.
Ni el Ministerio de Educación ni el Programa de Ayuda Nacional (PAN) atendieron más de medio centenar de notas enviadas por profesores, estudiantes y padres de familia de áreas apartadas del país, quejándose por los trastornos estomacales y vómitos que sufrían los niños con solo sentir el olor de la comida deshidratada.
Las súplicas para suspender el programa fueron desoídas por el Consejo Directivo del PAN que, en medio de una lluvia de cartas criticando el producto, acordó comprar más comida llena de glutamato monosódico, un ingrediente que afecta células cerebrales y el sistema nervioso.
Niños pobres, pretexto para hacer negocios
María Fábrega, la exviceministra de la Presidencia que fue parte de la junta directiva del Programa de Ayuda Nacional (PAN), nunca albergó dudas sobre la calidad de la comida deshidratada que esa dependencia repartió a niños y jóvenes de extrema pobreza que estudiaban en planteles públicos.
Tan segura estaba, que el pasado 15 de abril, en medio del escándalo de este programa, afirmó: “Se nos presentó un buen proyecto. No hubo envenenamientos ni intoxicación con esta comida. Yo lo volvería a aprobar por el bienestar de los niños”.
Pero, justamente, fue el bienestar de los niños lo que se puso en peligro cuando el PAN decidió comprar esta comida, que muy poco tenía de nutritiva, y más bien su consumo era desaconsejado y hasta peligroso, según análisis practicados a estos alimentos.
Ni una sola carta, nota, inspección, informe –escrito o verbal–, ni uno solo, refleja una buena opinión sobre la comida que consumieron los niños de las zonas más remotas del país. El rechazo era unánime… O casi unánime, porque los ministros responsables de esta compra, los comerciantes que se hicieron millonarios de la noche a la mañana y sus fabricantes, tienen otra opinión… que no es otra que la de Fábrega.
arroz y frijoles
Antes de que llegara a Panamá la comida deshidratada existían programas de nutrición que, aunque imperfectos, tenían buena cobertura, acogida y precios razonables.
Uno de ellos era el Programa Nacional de Nutrición Escolar del Fondo de Inversión Social (FIS), hoy PAN.
En 2005, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) pagó una consultoría sobre los programas sociales con componentes alimentarios y/o de nutrición en Panamá, en el que fue evaluado el del FIS, cuyo presupuesto para ese rubro en 2009 era menor a 5.3 millones de dólares.
El programa –antes de ser reemplazado– estuvo vigente 18 años consecutivos,“sin que se tenga conocimiento de quejas en cuanto a su aceptabilidad por parte de la población escolar beneficiaria”.
Ofrecía un almuerzo diario a niños, consistente en arroz, lentejas y frijoles, así como aceite y sal. Según el informe de Unicef, “la combinación de la merienda y el almuerzo del FIS se acerca al 50% y 70% de las necesidades diarias de calorías y proteínas, respectivamente”, de los menores.
Así,“1 de cada 3 niños recibiría almuerzo a través del FIS, y 1 de cada 4, por medio del Ministerio de Educación, lo que determina que casi el 60% de los niños recibiría almuerzo (270 mil aproximadamente). A ello se agrega la cobertura prácticamente universal de las meriendas escolares, que atiende aproximadamente a 470 mil niños”, precisa el informe.
Pero en 2009, las cosas cambiaron… y para mal. Con objetivos carentes de bases científicas, el almuerzo escolar del FIS fue reemplazado por comida deshidratada, a un costo exorbitante, con pésima aceptación y con graves consecuencias en la cobertura y salud de los niños.
La degustación
El proyecto vio la luz pública el 5 de enero de 2010. Ese día, el entonces ministro de la Presidencia, Demetrio Jimmy Papadimitriu, convocó una conferencia de prensa, acompañado de sus colegas Lucy Molinar (Educación), Franklin Vergara (Salud) y Guillermo Ferrufino (Desarrollo Social).
Poco antes, en noviembre de 2009, el entonces director del FIS, Giacomo Tamburrelli, llevó al despacho de Dayra Fábrega –secretaria de Asuntos Sociales del Ministerio de la Presidencia– muestras de la comida deshidratada, diciendo que era un buen producto que se podía utilizar en labores sociales.
La funcionaria declaró que Papadimitriu le pidió que se comunicara con Rubén De Ycaza –en representación de la empresa brasileña fabricante de los alimentos (Prativita)– para hacer una degustación de los alimentos deshidratados, junto a los ministros del área social, y del propio De Ycaza.
Ese día las viandas fueron presentadas y degustadas con éxito, a juzgar por los elogios atribuidos a la comida por Janete Fries, de Prativita. Pero la verdad fue que los ministros apenas la probaron.
En el papel, el objetivo de reemplazar los granos por comida deshidratada parecía encomiable y hasta inocuo: brindar una comida caliente al día a los alumnos de niveles preescolar, primaria y premedia de la escuelas públicas ubicadas en los corregimientos con los índices más altos de pobreza y pobreza extrema.
Esa comida brindaría a los niños “calorías y proteínas suficientes que les permita un mejor aprovechamiento y rendimiento educativo, minimizando la deserción escolar… con principios de solidaridad y justicia social”.
Hasta ahí, todo bien. Pero las especificaciones técnicas del proyecto eran perturbadoras. El FIS pedía, por ejemplo, que la comida “debe contener” glutamato monosódico –utilizado para potenciar sabores– cuyo uso era polémico entonces y ahora porque se sabía que era peligroso para la salud.
Otro ingrediente que el PAN exigió en estas comidas era la proteína de soya, a la que se le atribuye también contenidos de glutamato monosódico.
Un estudio de la Universidad Johns Hopkins sugiere que el glutamato monosódico puede inducir el asma. Otros estudios han demostrado que , incluso, podría afectar las células cerebrales y el sistema nervioso. Los efectos secundarios –aunque pueden variar– producen, por ejemplo, dolores en el pecho, palpitaciones, debilidad, somnolencia, y en personas que sufren de asma, puede empeorarlos.
LAS QUEJAS
Con estas exigencias en la comida, el primer contrato para comprar los alimentos deshidratados se firmó en mayo de 2010. Poco después comenzó el reparto de cinco tipos de comida: tres de ellos de arroz (con carne, con pollo y con lentejas) y dos sopas: de pollo y de carne, todas ellas con legumbres y “fortificadas” con vitaminas y minerales.
Pero los elogios a favor de la comida deshidratada pronto se convirtieron en amargas quejas. La Prensa tuvo acceso a medio centenar de cartas de distintos centros escolares de áreas remotas de todo el país en las que no solo solicitan ponerle fin al programa de la comida deshidratada, sino que contaban los problemas de salud que causaba a los menores, por lo que clamaban volver a los antiguos programas de nutrición del FIS (ver cartas).
La mayoría de las notas iba dirigida a Ángel Famiglietti, jefe del Departamento de Nutrición del PAN, pero también a funcionarios del Ministerio de Educación.
Las misivas de padres de familia, docentes y estudiantes en las que se quejaban de los alimentos empezaron a llover desde agosto de 2010, es decir, a pocas semanas de haber comenzado su distribución.
La comida, en vez de solucionar, se convirtió en un problema grave. Deibis Otero, docente y dirigente magisterial de áreas comarcales en el occidente del país, explicó por qué“muchos, para no decir que todos los estudiantes que asisten a las escuelas de la comarca, eran enviados por sus padres a los centros educativos bajo la suposición de que tenían el desayuno y el almuerzo garantizados”.
Uno de los incentivos para asistir a la escuela en áreas rurales –como las comarcas– donde la pobreza usualmente es extrema, era la comida.
El programa de Nutrición del FIS, antes de la comida deshidratada, buscaba solucionar dos problemas: la deserción estudiantil y la desnutrición en las zonas remotas del país. Pero ahora que los niños se negaban a comer esta comida, por los problemas de salud que les causaba, sus padres ya no los enviaban a la escuela, con lo cual, también aumentó la deserción.
ARROZ ‘lavado’
Los niños no disimularon el mal sabor y olor de la comida. Tampoco los padres de familia ni los docentes. Los ejemplos sobran:
Centro Escolar Básico General La Uva (San Carlos, provincia de Panamá), a la atención de la Dirección Regional de Educación de Panamá Oeste: “Los nuevos alimentos precocidos no son del agrado de la población estudiantil… y en la primera prueba que hicimos con los mismos, los niños presentaron efectos secundarios, como náuseas y vómitos” .
A Giacomo Tamburrelli, director del PAN, Escuela Río Tigre (en Chepo):“Con respecto a la nueva comida, el niño le dio alergia y se hinchó la cara y le produjo alergia, además, no le gustó y están sin ganas de comer”.
Escuela Santiago Bolaños Loaiza (Chiriquí), carta a la Coordinadora de Nutrición Escolar del Meduca en Chiriquí: “Un 70% de los estudiantes no tolera los alimentos, pese a que se ha conversado con ellos y se le ha motivado acerca de los nutrientes que contienen… Hemos tratado de combinárselos, agregándoles otros ingredientes para cambiar el sabor y color”… Es decir, que encima de malos, las escuelas tenían que gastar más dinero para que los niños consumieran esta comida.
Escuela Quebrada del Jagua (Veraguas); carta al Departamento de Nutrición, Dirección Regional de Educación: “Los estudiantes consumieron los alimentos, sin embargo, les ha causado diarrea y vómitos, ya que el sabor no les agrada… El 90% de los estudiantes bota la comida… y esto va en aumento… Exhorto a quien le corresponda tomar cartas en el asunto y haga lo necesario para que estos niños reciban un alimento más natural, que lo puedan consumir sin inconvenientes. Estos estudiantes viven en extrema pobreza y vienen a la escuela esperanzados en los alimentos o merienda que se les proporciona, sin embargo, el rechazo a estos alimentos es total”.
Carta a Ángel Famiglietti, de parte del Centro de Educación Básica General El Alto (Santa Fe de Veraguas):“En nuestra escuela tenemos el programa de alimentos deshidratados (ofrecidos por el PAN) el cual no es aceptado por los estudiantes. Cuando inició el programa la aceptación fue de un 86%, luego 52%, ha bajado a un 33%… los docentes asisten al comedor con sus estudiantes y no hay forma de que los estudiantes acepten en su totalidad el programa, cada vez disminuye su consumo, los estudiantes ya no quieren asistir al comedor”.
Centro de Educación Básica General El Cortezo, carta a la encargada del programa de Nutrición:“Algunos estudiantes de nuestra escuela han confrontado serios problemas de salud a causa del consumo de la nueva remesa de alimentos… razón por la cual le notificamos que vamos a suspender el consumo de dichos alimentos a partir de hoy jueves 9 de setiembre de 2010”.
Centro de Educación Básica General Víctor Pérez Flores (Pajonal, Penonomé); a la atención de la directora regional de Educación de Coclé: “Los alimentos deshidratados recibidos recientemente no están siendo consumidos por los estudiantes, a pesar de que son preparados de acuerdo a las instrucciones recibidas de sus fabricantes: A la sopa se les agrega verdura, carnes y legumbres frescas. Los arroces son lavados cuatro veces, se fríen, se les agrega vegetales y son acompañados de salchichas, pollo, carnes y ni con todo esto los estudiantes lo quieren comer… no lo consumen y su estado nutricional [el de los alumnos] afecta negativamente su rendimiento escolar”.
El 14 de septiembre de 2014, los padres de familia de este centro escolar decidieron suspender unilateralmente el consumo de estos alimentos.
Incluso, hay pruebas recabadas por el PAN del rechazo de la comida. En una de sus propias inspecciones, la funcionaria Yenigsia Gavarrete, enlace de Nutrición en Bocas del Toro, envió el 23 de septiembre a Famiglietti el informe de una gira que hizo a escuelas de Changuinola y Guabito.
En la escuela California, (Guabito, Bocas del Toro), narró su experiencia: “En esta escuela, desde el primer momento que llegamos nos pudimos dar cuenta de la falta de cooperación de parte del docente para que los niños consuman los alimentos”.
Dijo que cuando les preguntó a los maestros “¿con qué complementaban los alimentos?, la maestra le respondió:“cuando el FIS envíe el dinero para comprar la carne, complementarán los alimentos. Le expliqué que hay que buscar la manera de hacer atractiva la merienda para que los niños la consuman, pero en todo momento se mostraron negativas…”.
Esta funcionaria seguramente no asistió a la degustación de la comida deshidratada que convocó Papadimitriu y la ministra Molinar nueve meses antes, cuando no hubo otra cosa que elogios para esta comida. Entonces, ¿por qué presionar a los maestros para “complementar” los alimentos? ¿Por qué buscar la manera de hacer atractiva la merienda para que los niños la consuman?
¿BUENOS RESULTADOS?
Las quejas seguían llegando en octubre de 2010, cuando el PAN decidía la segunda compra –ahora por la vía directa– de comida deshidratada, por 45 millones de dólares, que se sumarían a los 14.5 millones de dólares del primer contrato.
¿Cuál fue el resultado de tanto reclamo, inspecciones y quejas de estudiantes y padres de familia? El efecto fue diametralmente opuesto al esperado. El 7 de octubre de 2010, el Consejo Directivo del PAN celebró una reunión extraordinaria en la que autorizó la contratación directa de Lerkshore (hasta el año 2014) para comprar alimentos deshidratados para el almuerzo universal de las escuelas públicas de todo el país.
La aprobación la firmó la viceministra de la Presidencia, María Fábrega –quien presidió la directiva– la viceministra de Desarrollo Social, Marta de Varela; el ministro Federico Suárez (Obras Públicas); el diputado de Cambio Democrático, Fernando Carrillo; Lucy Molinar (Educación) y Tamburrelli, estos dos últimos, al menos, conscientes de las innumerables quejas que existían sobre la comida.
contactó por correo a Papadimitriu, a Molinar y a Tamburrelli para conocer su versión de estos hechos, pero ninguno respondió las preguntas.
¿Y LOS NIÑOS QUÉ?
Las razones de la contratación directa no podían ser menos descabelladas: “En vista de los buenos resultados que hemos tenido con el cuerpo administrativo y los docentes, ya que sería riesgoso nuevamente iniciar entre ensayo y errores una nueva contratación…”.
Así estamparon su firma, algunos de ellos conscientes de que el bienestar de los niños no era el motivo de la contratación, sino la excusa para para que otros se llenaran los bolsillos… Y todo a costa de la salud de esos niños.
http://www.prensa.com/locales/Pariente-poder-sombra_0_4279822170.html
FISCALÍA PRIMERA ANTICORRUPCIÓN
Nueva investigación en la comida deshidratada
TEMAS:Tamburrelli Javier Pariente

La Fiscalía Primera Anticorrupción abrió ayer una investigación de oficio, esta vez por el contrato de $14.5 millones en comida deshidratada que hizo el Programa de Ayuda Nacional (PAN), so pretexto de alimentar a estudiantes de las zonas más pobres del país.
Las primeras pesquisas de la fiscalía se sustentan en una publicación de La Prensa, que reveló que este negocio se “cuadró” seis meses antes de que el entonces director del Fondo de Inversión Social (FIS, hoy PAN) Giacomo Tamburrelli licitara el proyecto.
Parte de la ganancia de esta compraventa se depositó en cuentas de sociedades off shore del abogado Amado Arjona Duque, quien había firmado seis meses antes de la “licitación” un acuerdo para cobrar una comisión de $4.4 millones con la “ganadora”, la sociedad Lerkshore International Limited, del empresarioRubén De Ycaza. La “comisión” equivalía al 30% del contrato.
Arjona Duque tiene fuertes nexos con el empresario Javier Pariente, exvicepresidente de Importadora Ricamar, considerado el “artífice” del negocio de la comida deshidratada. Ambos son protagonistas del multimillonario negocio de la Cadena de Frío, que adjudicó en noviembre de 2011 el ministro de la Presidencia Demetrio Jimmy Papadimitriu al Consorcio Panamá Frío, por $75 millones.
Pariente es socio minoritario en ese grupo empresarial, que también pagó $10 millones en “comisiones” a Arjona Duque en “honorarios profesionales” por su asesoría en esa licitación.
Además, Pariente es firmante de una cuenta bancaria de la sociedad Mejores Acabados, S.A. que, junto a Outsourcing de Venezuela, S.A., integran el Consorcio Panamá Frío, que construyó la Cadena de Frío. También está vinculado a la construcción del parque del polémico terreno de Paitilla.
En medio de estos negocios, Pariente construyó una casa en Buenaventura, valorada en más de $1 millón, que “donó” a una fundación en la que figura una de sus colaboradoras en la distribuidora eléctrica Ensa, su antiguo lugar de trabajo.
SOMBRA
El empresario Javier Pariente, quien ha estado estrechamente vinculado a los negocios del expresidente Ricardo Martinelli, gozó –bajo la sombra– de un extraordinario poder en el gobierno pasado.
Su nombre es conocido en el sector eléctrico, pero ahora reluce fulgurante en la interminable lista de escándalos de la administración de su antiguo jefe, Ricardo Martinelli.
Y aparece, al menos, en dos: Pariente fue nombrado en los contratos por $60 millones de la comida deshidratada –de los que se dice es su artífice– y también en el sistema logístico de la Cadena de Frío, uno de los proyectos más publicitados de Martinelli.
Mucho se habló de sus bondades, pero nunca –ni una sola palabra– de los contratos secretos para pagar supuestas “asesorías” al abogado Amado Arjona Duque, quien fue llevado de la mano por Pariente al contratista a cargo de la Cadena de Frío, ni mucho menos que el propio Pariente es accionista del consorcio que construyó este sistema logístico.
¿Cómo lo logró? Pues, a través de la sociedad Mejores Acabados, S.A., que, en consorcio con Outsourcing de Venezuela, S.A., construyó la Cadena de Frío, a un costo de $75 millones, de los cuales al abogado Arjona Duque le tocaron $9.5 millones por supuestos “honorarios profesionales”.
Mejores Acabados, S.A. –entre cuyos dignatarios no figura Pariente– tiene una cuenta corriente en Banco Panamá, cuyo firmante –ahora sí aparece– es nada menos que el empresario Javier Pariente.
Por su lado, Outsourcing de Venezuela, S.A., –la empresa líder del consorcio que construyó la Cadena de Frío– es del también venezolano Luis Aular Peralta, quien aseguró a este diario el fin de semana que tuvo que asociarse con Mejores Acabados, S.A., no porque la necesitaba, sino porque fue extorsionado por su indeseado nuevo socio: Javier Pariente.
Outsourcing de Venezuela, S.A. es dueña del 99.5% del consorcio, mientras Mejores Acabados, S.A. –representada por Juan Gabriel Pérez Silva– tiene apenas el 0.5%.
Aular Peralta narró que Pariente le advirtió que si no firmaba el contrato de “asesoría” con Arjona Duque, el gobierno de Martinelli ejecutaría la fianza del proyecto, de unos $50 millones.
Algo así como cuando el italiano Valter Lavítola intentó extorsionar a Impregilo asegurando que si la empresa no edificaba un hospital en Veraguas, Martinelli haría anuncios que perjudicarían las acciones de la compañía italiana en la Bolsa de Milán.
Aular Peralta dijo que ha recibido “amenazas” de personas de las que se guardó el nombre, en especial, después de que en enero de 2012 anuló el contrato con Arjona Duque.
La razón para ello fue que consultó a importantes firmas de abogados en Panamá y estas dijeron que le cobrarían, como mucho, una décima parte de lo que le pagaría a Arjona Duque.
¿Es este el único contrato privado que celebró Arjona Duque con la empresa venezolana? Quizá la pregunta resulte interesante para las autoridades, si se considera que estas mismas empresas –en el Consorcio Panamá Frío– también obtuvieron un contrato de 75 millones de dólares para construir cuatro centros postcosecha, cuyas estructuras presentan fallas.
MÁS NEGOCIOS
Pariente –que hasta hace poco fue gerente de la distribuidora de energía Ensa– está relacionado con el consorcio Cleopsa-Mejores Acabados, que recibió otro contrato de 14.5 millones de dólares para construir el Mercado Público de David, en Chiriquí.
También fue favorecido con el contrato de $1.6 millón para construir el parque del polémico terreno de Paitilla, que la Autoridad Nacional de Administración de Tierras –por entonces a cargo de Anabelle Villamonte (recomendada por el ministro de la Presidencia Demetrio Jimmy Papadimitriu)– le había traspasado de forma gratuita al florista César Segura.
PARIENTE Y LA COMIDA
Con ayuda de distintas fuentes con acceso a las auditorías de la Contraloría General por el escándalo de la comida deshidratada, y algunos actores mencionados en este caso, La Prensa confirmó que Arjona Duque tiene vínculos con Pariente.
Por ejemplo, Pariente es dueño de la compañía Klip Financial Investment Corp., receptora de fondos de sociedades de Arjona Duque, cuando este facturó $22 millones en “comisiones” de los dos contratos de la comida deshidratada y de la Cadena de Frío.
Klip Financial Investment Corp. fue constituida por Arjona Duque –a través de la firma Arjona, Figueroa, Arrocha & Díaz, hoy llamada AP Partners– el 18 de junio de 2010.
Es decir, solo un mes después de que el entonces director del Programa de Ayuda Nacional (PAN) Giacomo Tamburrelli le adjudicara el primer contrato de la comida deshidratada –por $14.5 millones– a Lerkshore International Limited, representada por Rubén De Ycaza, amigo personal de Pariente.
MANSIÓN
Justo en esas fechas, Pariente compró un terreno de playa –lote 309– en Buenaventura, en Antón, a través de la sociedad Villa Montichiari, S.A., por el que pagó casi $188 mil.
El 2 de febrero de 2013, Pariente traspasó gratuitamente la finca a la sociedad McKenzie Properties, Corp. Al firmar el traspaso, participó la abogada Idaliz Guiraud –socia de Arjona Duque– representando a la sociedad Villa Montichiari.
Un año después, McKenzie Properties “donó” la finca a la Fundación Ching Ying Fa. Allí figura la abogada Mariel Jované, jefa de asesoría legal de Ensa cuando Pariente fue gerente de dicha compañía.
El 1 de agosto de 2014, la Fundación Ching Ying Fa declaró mejoras en esa finca por casi $1 millón, dinero que compró a sus residentes una cava de vinos, piscina yjacuzzi, una tina de hidromasajes en la recámara principal, grifería de lujo y planta de aguas servidas y, al menos, siete cómodas habitaciones. ( ver foto).
‘PRESTANOMBRES’
Varios empleados de Arjona Duque, entre ellos su mano derecha Yulissa Ortega Espinosa, prestaron sus nombres, no solo para constituir Klip Financial Investment, sino para abrir una cuenta a nombre de esta sociedad en Banco Panamá (obsérvese su firma en los facsímiles de los cheques de Klip Financial Investment).
La cuenta la abrió Ortega Espinosa que, debido a las normas bancarias contra el blanqueo de activos, declaró bajo juramento que Pariente es dueño del 100% de las acciones de la compañía, según un formulario al que tuvo acceso La Prensa.
Además, una serie de cheques –cuyos fondos fueron triangulados entre sociedades de Pariente y empresas constituidas por la firma Arjona, Figueroa, Arrocha & Díaz– también están en poder de la autoridad judicial ( ver cheques).

Así pues, Pariente parece ser un importante eslabón (aparentemente perdido, pues no está en Panamá ni ha respondido los cuestionarios enviados a su dirección de correo electrónico) en el engranaje que permitió contrataciones multimillonarias y que en medio de este “florecimiento empresarial”, se hizo de bienes muebles e inmuebles por millones de dólares.
INVESTIGACIÓN
Este poder del que gozó Pariente despertó la curiosidad de la fiscal primera Anticorrupción, Tania Sterling, quien abrió una investigación de oficio tras las publicaciones de este diario, relacionadas con el primer contrato de la comida deshidratada, que dio lugar a todo lo acontecido después.
Estas pesquisas son independientes a las del fiscal de Cuentas, Guido Rodríguez, quien la semana pasada recibió una auditoría de la Contraloría del primer contrato de comida deshidratada.
Esa auditoría arrojó una lesión patrimonial de $14.5 millones, es decir, el monto total de ese proyecto. Se calculó la lesión por esta suma, porque la Contraloría determinó que ese proyecto “no era necesario”.
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